A pesar de ser uno de los productos insignia de la gastronomía española, en torno al jamón ibérico hay una cierta confusión, generada por las acepciones: pata negra, de bellota, de recebo, ibérico, de jabugo, etc. La aclaración es sencilla, el jamón ibérico, se refiere a la raza del cerdo, cuya piel oscura justifica la denominación Pata Negra, dicha denominación no es apropiada, ya que hay cerdos que sin ser ibéricos, lucen un tono similar.
Es la alimentación del animal y su manejo, lo que clasifica al Jamón Ibérico en sus tres categorías: Jamón Ibérico de Bellota, Jamón Ibérico de Cebo de Campo y Jamón Ibérico de Cebo.
Procede de cerdos que son alimentados exclusivamente con bellotas e hierbas durante la “montanera”, campeando por las dehesas.
Los animales son alimentados con piensos, pero también se deberá complementar su alimentación en el campo al menos durante 60 días.
Producto procedente del animal alimentado solo a base de pienso en una granja hasta alcanzar el sacrificio.
Estas tres categorías deberán llevar también la mención “100% ibérico” o “ibérico” en función de la pureza de la raza. En caso de animales cruzados deberá indicarse obligatoriamente en la etiqueta el porcentaje de raza ibérica, exigiéndose un mínimo del 50% para ser considerado ibérico (y siempre que la madre sea ibérica).
El jamón ibérico es rico en proteínas y contiene vitamina B1, hierro, zinc y magnesio, siendo un alimento totalmente natural.
Todos aquellos preocupados por la nutrición, deben saber que la grasa del jamón ibérico tiene un porcentaje elevado de ácidos grasos mono insaturados, especialmente de ácido oleico, similares a los que contiene el aceite de oliva y, por tanto, ayuda a mantener un adecuado nivel de colesterol en la sangre.
Siempre ha formado parte de la dieta de los españoles entre quienes se da una baja incidencia de enfermedades cardiovasculares y disfrutan de una de las esperanzas de vida más altas del mundo.
Los jamones y paletas ibéricos de Montesano, no necesitan una forma especial de conservación, tan solo deberán estar en un lugar fresco y seco y preferentemente colgados o en un jamonero. Para su degustación se recomiendan las siguientes pautas.
Se realiza por expertos, como método de control de calidad. Tiene lugar al hacer una incisión en el jamón usando un punzón de hueso, llevándolo a la nariz para apreciar la calidad del aroma del jamón.
Marca exclusiva industrial. Garantía sanitaria
Determina la cosecha o añada del jamón
Rojo si es ibérico de bellota y amarillo si es ibérico.
Nuestros ibéricos cumplen con la norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibéricos.
Gracias a esta norma se consigue preservar un modelo productivo tradicional, ligado a una raza (el cerdo Ibérico) y a un ecosistema (la dehesa) que determinan no sólo unas características de calidad del producto final, sino la sostenibilidad de una producción ganadera unida como pocas a la tradición y al medio natural.
Asímismo, uno de los objetivos de esta norma es que los consumidores, empresas de distribución, así como de los profesionales de la restauración, dispongan de una garantía más homogénea y de un etiquetado claro que permita diferenciar unas de otras y poder elegir de acuerdo con sus necesidades.
Otro aspecto que se ha reforzado en el nuevo Real Decreto, por su trascendencia en la calidad y la seguridad alimentaria, es la exigencia de una trazabilidad desde el origen y a lo largo de toda la cadena de producción y comercialización de los productos del Ibérico, para garantizar la veracidad de las designaciones raciales y de la alimentación que figuran en el etiquetado. Estos controles son llevados a cabo por organismos independientes de control (entidades de inspección y entidades de certificación) que realizan su actividad en distintas fases de la cadena alimentaria.